martes, 12 de mayo de 2015

MUSEO ETNOGRÁFICO Y DE CIENCIAS NATURALES COLEGIO NACIONAL MEJÍA

El Colegio Mejía, de Quito, alberga al Museo Antropológico del Ecuador. La institución funciona allí desde 1974 y presenta, en esculturas, a 21 etnias del país. En 18 salas usted podrá apreciar la vestimenta, los oficios, las herramientas de trabajo y la vivienda de los montubios y cayapas, de los indios serranos carapungos, salasacas e ilumanes y de los orientales jíbaros, cofanes, shuar y huaorani. Las piezas son de autoría del escultor Galo Tobar. El Colegio Nacional Mejía, una de las instituciones educativas más antiguas de la ciudad, es el custodio de una casa donde las nacionalidades del país alcanzan eternidad en una serie escultórica. Las piezas de este Museo Etnográfico pertenecían al fondo del Instituto Nacional de Antropología, hacia 1950. Esta fase de exhibición fue corta, hasta 1952. Y de allí, el material cultural se reubicó en 1974 en el primer piso del Colegio Mejía.


Este sitio contiene 17 salas donde se recrean 21 etnias de la Costa, Sierra y Amazonía del país. También hay una sala especial para las especies emblemáticas de la fauna nacional. En exhibición se distingue a un cóndor, a varios roedores y primates menores, todos embalsamados. Una sala final está dedicada al desarrollo de foros y proyecciones audiovisuales para el público estudiantil que acude a este complejo antropológico. La carta estética para este Museo la puso el talento escultórico de Galo Tobar. Este maestro supo capturar la mirada, la expresión y las posiciones heriáticas de pescadores montubios, agricultores serranos y sabios y guerreros orientales. Y dichos personajes aparecen en la recreación de sus ambientes originales. Para este efecto, cañas de bambú, bahareque, troncos de árboles endémicos y hojas de palmera han sido introducidas al lugar. El resto de la vegetación está hecha en papel. 
Museo Colegio Mejía
Aspecto importante en esta muestra antropológica está en la apreciación de la vida cotidiana de los pobladores primigenios del país. La vestimenta es un punto de referencia hacia el entendimiento de las relaciones entre los seres humanos y sus entornos. El caso de los vecinos de la Amazonía es el más didáctico. En los atuendos de jíbaros y cofanes se aprecia que estas comunidades vieron en las fibras vegetales y las semillas la "tela" para sus diseños. Luego, los objetos utilitarios que complementan los ambientes dan cuenta de cómo los pobladores han intervenido en la naturaleza para su provecho. Las redes y los machetes dan cuenta de la dieta marina del habitante costero. Las vasijas recuerdan los procesos de almacenaje de los granos que cosechan los serranos. Y los pequeños tiestos son testimonio de la molienda del ají y de la mezcla de yerbas sagradas dentro de los rituales de curación en el oriente.



En esta misma temática, resulta buen atractivo las ambientaciones de las labores pastoriles de la gente de Simiátug, en el norte de la provincia de Bolívar; o las cholas cuencanas dedicadas a la alfarería y al tejido de sombreros de paja toquilla; o la fabricación de canoas con los árboles de los cayapas. Las alegorías festivas y el mundo mítico de Ecuador aquí también tienen su espacio. Una escultura presenta al personaje tradicional de la celebración sincrética del Corpus Christi. En su imagen conjugan la estética andina y la judeo-española. Espejos, plumas, encajes e íconos cristianos conforman el traje con el cual un danzante agradecerá a los dioses de la naturaleza por la fecundidad de la tierra.


DIRECCIÓN: COLEGIO MEJIA
COSTO: GRATUITO

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