Quito empezó a descubrir el cielo desde La Alameda, cuando en 1873
se empezó la construcción del Observatorio Astronómico. El alemán Juan Menten
inició la obra. Una cita con la ciencia y las estrellas. El cosmos está al
alcance de las manos, gracias al trabajo que realiza el Observatorio
Astronómico de Quito. Esta casa es, además, un museo de la ciencia espacial,
pues alberga los telescopios, barómetros y cronómetros que se instalaron a
finales del siglo XIX, en la segunda presidencia de García Moreno. No obstante
su antigüedad, los equipos funcionan perfectamente. En la actualidad, la
institución depende de la Escuela Politécnica Nacional.
Una sentencia popular dice que "no hay cielo como el de
Quito". Y dicha frase ilustra también las motivaciones que hubo hacia 1873
para establecer en la ciudad un observatorio astronómico pionero en la región.
Los científicos de las misiones francesa y alemana, que visitaron el país a
finales del siglo XVIII, concluyeron que la posición geográfica de la capital
ecuatoriana favorecía el estudio del cielo. Por eso, García Moreno gestionó
hacia 1870 el establecimiento de un observatorio y, para el efecto, pidió colaboración
a los gobiernos de Francia, Estados Unidos e Inglaterra. Pero nadie le hizo
caso.
Observatorio Astronaútico
Luego, con la llegada de los pedagogos alemanes que venían a
constituir la Escuela Politécnica Nacional, el sueño de conocer el cosmos tomó
fuerza en la figura del jesuita Juan Bautista Menten. A él se le encargó el
área de matemáticas y ciencias de la Politécnica, entre cuyas responsabilidades
estuvo la creación del Observatorio Astronómico de Quito. La obra se inició en
1873, con la compra del terreno en el centro de La Alameda (para la fecha, al
norte de la ciudad), en un valor de 12 897 pesos.
El diseño del edificio
guardó fidelidad al de Bonn, en Alemania, y los trabajos concluyeron en 1877.
Sin embargo, hacia 1875, varios equipos de observación y medición ya habían
entrado en funcionamiento. Para entonces, el Observatorio se equipó con
instrumentales alemanes, a saber: un telescopio ecuatorial Merz, un telescopio
universal, un telescopio portátil, un sextante, un círculo prismático, todos de
la firma Pistor&Martins; un teodolito Ertel; además de una serie de
barómetros, termómetros, cronómetros, agujas magnéticas y microscopios (la
mayoría de estas máquinas funcionan en perfectas condiciones hasta la
actualidad). El equipamiento creció conforme avanzaban las investigaciones del
Observatorio. Así, entre las importantes adquisiciones se sabe la instalación
de una estación de meteorología, de la casa alemana Fuess, la cual inició en
1892 una red nacional.
Con la misma motivación, en 1913, cuando Luis Tufiño era director
del Observatorio, se implementó una estación para medir la sismología, servicio
que se prestó hasta inicios de los ochentas. En el presente, el crecimiento de
la ciudad, los volúmenes de contaminación y la gran cantidad de luz que se dan
sobre La Alameda dificultan el estudio astronómico profundo, razón por la cual
se ha construido otro observatorio en Guayllabamba. El de Quito continúa
ofreciendo sus servicios de observación. Si usted quiere conocer más sobre el
cielo, anticipe su visita y apenas haya una noche despejada será llamado para
la visita. No obstante, a lo largo de la semana también puede acudir al sitio
para apreciar el instrumental con el que se miran las estrellas.
Dirección:
Parque Alameda
Teléfonos: 2
570 765
Precios:
Publico en General $1
Horarios
de Atención: Lunes a viernes de 9:00 a 12:00 y de 15:00
a 17:00 horas; Sábados: 9:00 a 12:00 horas
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